miércoles, 7 de agosto de 2013

Nervios...

A medida que mi fecha de parto se acercaba, mis emociones se hacían más evidentes para mi. Mis nervios y mis expectativas a este nuevo reto estaban carcomiendome y mi familia no me ayudaba en mucho, la verdad. Todos daban su opinión y todos querían imponerse; aunque estaba claro que le haría caso a mi mamá, pero la mayoría de decisiones las iba a tomar yo y creo que esa fue la parte que más me asustó.

Sabía que no iba a ser fácil, pero lo bueno es que contaba con una enorme familia que me apoyaba, además, como era la primera nieta iba a ser una consentida. La bebé (así me llama mi mamá por ser la menor) iba a tener su bebé, que no sería la veintiúnica muñeca que tengo. 

Y, para ser sincera, hasta el día del parto pensé que la maternidad no iba a ser tan difícil con toda esa ayuda. Cuán equivocada estaba.